Esta pieza está hecha completamente a mano en porcelana blanca. Tras la primera cocción, se esmalta y se hornea de nuevo para obtener un acabado suave y luminoso. El borde dorado —aplicado cuidadosamente a pincel— aporta un brillo sutil y un contraste elegante.

Cada pieza presenta variaciones naturales en su forma y textura: son señales de su proceso artesanal, que las convierten en objetos únicos e irrepetibles.

Perfecta como joya, pieza decorativa o detalle especial, creada y acabada íntegramente en el taller de Ruth Giráldez.